domingo, 18 de marzo de 2012

8. Infortunio


Esta semana ha sido un poco difícil. Comienzo a hartarme de la situación actual que vivimos. La delincuencia es una de las cosas que más me molestan. Estoy seguro de que no soy el único que piensa así y que está fastidiado de ser víctima de esta situación. El viernes pasado fue la última vez que me sucedió esto. Mientras me dirigía a casa fui asaltado.

Antes de continuar cabe mencionar que lo sucedido fue en parte mi culpa; sin embargo, no creo que esa sea razón para que estos ataques sigan ocurriendo.

Salí de la escuela como la mayor parte de la semana: a las 10 de la noche. ¿Cómo imaginar lo que sucedería? Subí  al microbús. Este se encontraba a oscuras y solamente era iluminado por algunos focos de luz negra que no alumbraban casi nada.

Antes de subir al micro me despedí de un amigo con el que platicaba mientras salíamos de la universidad. Acostumbro escuchar música todo el tiempo que estoy solo, y esta vez no fue la excepción. Saqué mi iPhone y puse mi música buscando un poco de iluminación porque la luz de la pantalla estaba descompuesta.

Noté que un hombre me miraba desde el fondo del autobús pero lo ignoré por completo y guardé mi celular. Durante el camino sentí que me observaban, pero pensé que todo era mi imaginación por lo que no presté atención.

Dimos la vuelta en la avenida en la que debía descender y como es costumbre me levanté para tocar el timbre. En el momento en que solicité la parada me di cuenta que alguien se había parado atrás de mi y se agarraba del mismo poste que yo. Una vez más no me pareció extraño y bajé a media cuadra de mi casa.

No di más de tres pasos cuando sentí el brazo de un hombre alrededor de mi cuello. Me sorprendí y traté de recordar si venía algún conocido en el camión. Escuchaba mi música a todo volumen y al parecer el individuo se molestó mucho cuando no entendí lo que me decía. Me quitó el audífono de un jalón. Sin soltarme me dijo que le diera mi celular. En ese momento aún me sentía tranquilo a pesar de que este sujeto me había amenazado con darme un balazo si intentaba hacer algo.

Pensé en romperle la nariz y correr a mi casa hasta que sentí la mano de otra persona sacando mi cartera de la bolsa de mi pantalón. Venía tan distraído que no pude notar que otro asaltante me vigilaba desde el momento en que subí al microbús.
En ese momento me asusté mucho. No sé qué habría pasado de haber hecho lo que planeaba, ya que no me había percatado de la presencia de nadie más. Entregué mi teléfono sin audífonos pero no fue suficiente. También los quería y me los arrebató de un jalón. No me quedó de otra más que caminar a mi casa, cabizbajo y lo más rápido que pude.

Sigo molesto por lo que me pasó pero agradezco que no haya pasado de un susto. Odio a estas personas. Si hubiese tenido un arma les habría disparado y al parecer eso sucede mucho. Las personas cada vez están más cansadas y no dudo que comiencen a defenderse de esta forma.

Nos vemos la próxima semana…

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