lunes, 20 de febrero de 2012

4. Un mundo de Locos

Abro los ojos y no puedo distinguir más allá de mi nariz. La oscuridad total me abraza. Lucho por moverme pero es inútil porque, ya que mis brazos y piernas es encuentran atados. Tengo una camisa de fuerza. Una persona se asoma por un pequeño agujero.


Se abre la puerta y la persona que se encontraba detrás entra. Al parecer es un doctor o al menos eso me imagino. Me mira de forma muy extraña y me dice que pronto estaré bien. Las alucinaciones pronto cesarán y podré irme a casa. No entiendo qué quiere decir con eso. No sé cómo ni cuándo llegué aquí. Soy normal. No tengo ningún problema. Me pregunto qué querrá decir con alucinaciones. Nunca he tenido algo parecido.

Me llevan a una habitación. Me atan a lo que parece ser una cama con correas. Me rodean y no entiendo lo que intentan hacerme. Intento comprender por qué me hacen esto y qué fue lo que hice. No hallo lo que está mal. Me colocan algunos artefactos en diferentes partes del cuerpo.

Siento como si mil agujas pasaran por mi cuerpo. La electricidad me lastima. Intento gritar pero la fuerte corriente me impide abrir la boca. Todos mis músculos están contraídos. Se me nubla la vista. Despierto en la misma habitación oscura y no se cuánto tiempo ha pasado. Suplico me dejen salir pero mis gritos se ahogan en el vacío.

Despierto sudando. Todo fue un sueño. Reflexiono y concluyo que lo que me sucedió no está muy alejado de la realidad. La situación en los hospitales mentales es algo complicado.

Me pregunto si las personas internadas en verdad estarán, como las llamamos, locas. Incluso he llegado a pensar que posiblemente nosotros somos los que hemos perdido la razón y ellos simplemente están en un nivel superior de conciencia.

No me parecería extraño en verdad fuera así. El mundo está cada vez peor. ¿En qué momento perdimos la calidad de humanos para convertirnos en animales? Asesinatos, asaltos y peleas son el pan de cada día. Me enferman los idiotas que creen que actuar como gorilas es una forma de ser respetados. Me dan lástima.

Los que deberíamos estar ahí dentro y recibir esos tratamientos somos nosotros. Si no fuera por la máscara hipócrita que mostramos todos los días seríamos peores que los que encerramos por ser diferentes.

Estoy seguro que no soy el único que cree que vivimos en un mundo podrido. Agradezco a Dios por las personas bondadosas que todavía sobreviven  y hacen que sea soportable vivir en este mundo de locos.

Nos vemos la próxima semana…

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