martes, 14 de febrero de 2012

3. Aprendiendo a Volar




Una vez más la semana ha terminado escapándose de mis manos más rápido de lo que esperaba. No entiendo por qué sucede esto. El tiempo no rinde para todas las actividades que tengo durante el día. Quisiera hablar de una de ellas. Una de mis favoritas. Gimnasia.


Al escuchar la palabra “gimnasia” la primera imagen que viene a la mente de la mayoría son los juegos olímpicos, ejercicios de alto nivel acrobático y  deportistas de ambos géneros con una fuerza y agilidad por encima del promedio. Saltos mortales, caballo con arzones, anillos y viga de equilibrio son algunas de las palabras que relacionamos. Sin duda éste es uno de los deportes más espectaculares del mundo.


El primer acercamiento que tuve con ésta actividad fue hace algunos años y como es común fue por televisión. Desde el momento en que vi la ejecución de los ejercicios la curiosidad me invadió y decidí practicar esta excelente disciplina ignorando los comentarios.


En México es un deporte poco practicado. Algunas razones podrían ser los duros entrenamientos, las posibles lesiones y la inseguridad que muchos tenemos.


Si bien es una actividad peligrosa y exigente los resultados son impresionantes. La sensación que da el poder realizar un mortal el poder que se siente al hacer un cristo o el simple hecho de poder caminar parado de manos es algo inigualable. Muchas veces es como volar.


No niego que nos lastimemos de vez en cuando, mas con un entrenamiento correcto y ordenado las lesiones se reducen al mínimo. Sin embargo, existen lesiones que son obligatorias, como las ampollas en las manos y los callos que literalmente se arrancan de la piel durante la práctica, especialmente en la barra y anillos.


Ser gimnasta no es nada fácil. Se requiere pasión y dedicación para obtener resultados. Tener flexibilidad, fuerza, agilidad, coordinación, ubicación espacial y voluntad inquebrantable son algunos requisitos. La mayoría de estos se adquieren con el entrenamiento pero el último es necesario desde que se comienza a practicar.


Muchas veces la frustración y la impaciencia nos invaden al no poder realizar algunos movimientos. En ese momento siempre viene a mi mente la frase “Si fuera fácil, cualquiera lo haría”. Todas esas dificultades, cansancio, dolor y frustración son recompensadas en el momento en que se alcanza la meta.  Insisto en que la gimnasia es una actividad exigente y difícil pero no imposible. Lo único que nos podría impedir hacerlo es alguna discapacidad. Puede resultar más difícil para algunas personas pero NO HAY NADA INALCANZABLE.


No sé si con esto se animen a intentarlo. No es lo que pretendo y por lo pronto sé que mientras pueda seguiré entrenando y APRENDIENDO A VOLAR.


Nos vemos la próxima semana…

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